INFLUENCER

La evolución del mundo de los influencers  

Influencers, instagramers, youtubers… No hace ni 5 años, estos términos nos sonaban lejanos, casi irreales y prácticamente nadie se los tomaba en serio. Como suele ocurrir siempre, lo que parecía un juego de niños, una chorrada milenial, se ha convertido en una nueva forma de negocio que mueve dinero y que ha obligado a las agencias de publicidad a trabajar con esta figura profesional igual que ya lo hacían antes con modelos, actores y otras celebrities.

El “boom” de los influencers

Si algo hizo que esta nueva figura nativa digital triunfara es la ausencia de guión, de encorsetamiento o de ganas de vender. La anti publicidad, el anti marketing. Hablamos de la simple experiencia.

Youtube, Instagram y los blogs llegaron donde no lo hacían las televisiones: A audiencias de contenidos muy concretos pero que forman parte de pequeñas comunidades que en internet se hacen enormes. Eso sí, seamos realistas, aunque se ha intentado el mundo influencer no cuaja cuando se le saca de su hábitat natural.

¿Sería factible un programa de televisión sobre costura, tips de belleza, videojuegos, repostería o peinados? Y no me refiero a los clásicos de Karlos Arguiñano con un formato muy centrado en llegar al público de la generación del baby-boom, ni a los programas de “sociedad” en los que modelos exuberantes nos cuentan sus secretos de belleza entre los que nunca debe faltar el típico “beber mucha agua”.

La audiencia quiere realidad: Chicas con granos explicando sus trucos para mantener el acné a raya o mujeres de melenas rebeldes contándonos su lucha contra el encrespamiento.

El fin de la rebeldía “influencer”

Pero como suele ocurrir siempre, los nuevos formatos rebeldes acaban asentándose y formando parte del sistema, del status quo publicitario. La naturalidad del principio ha dado paso a contenidos cada vez más estudiados, mejorados a nivel de imagen y de calidad, pero también más alejados de la realidad: Aplicaciones que adelgazan y eliminan los defectos o estilos de vida falsos.

¿Cuál será el siguiente paso? Parece que la apuesta son los microinfluencers. Una vez más, la experiencia, las comunidades pequeñas, pero con intereses comunes y los contenidos de calidad Premium, ganan por goleada.